Función religiosa y plegaria a la Virgen de la Piedad
El segundo domingo de noviembre, en Cieza, tiene nombre propio: PIEDAD. Una devoción que surge ante una pequeña imagen de la Virgen de finales del siglo XVIII, que, bajo la advocación de Piedad, custodian las monjas clarisas en el monasterio de la Inmaculada Concepción, en la ciezanísima calle Mesones. En la década de los años 40 del siglo pasado, con la llegada de la Santísima Virgen de la Piedad, de José Capuz, a la localidad, por analogía en advocación, el segundo domingo de cada noviembre se celebra también su festividad, aunque no es hasta 2005 que la cofradía del Santísimo Cristo de la Agonía, celebra cultos en su honor ese día.
Como desde hace ya 15 años, el pasado domingo 8 de noviembre, segundo del mes, la Virgen de la Piedad amanecía radiante, en su capilla en la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción, dispuesta a acoger y escuchar las oraciones que, como el resto del año, pero en este día más si cabe, le ofrecen sus hijos cuando acuden a ella buscando consuelo.
Ante la situación sanitaria que nos ha tocado vivir en estos meses, los actos en su honor se vieron ligeramente alterados y se desarrollaron siguiendo en todo momento las indicaciones recomendadas por las autoridades sanitarias. Así, se suprimió el acto de besamanos por una veneración de fieles, más prolongada en el tiempo, que evitara concentraciones en la capilla, y la celebración eucarística contó con la limitación de aforo que la basílica posee en la actualidad.
Fueron muchos los devotos que a lo largo de mañana y primeras horas de la tarde acudieron a la capilla a rezar ante la sagrada imagen, y posteriormente asistieron a la celebración de la santa misa, en la que, nuestro consiliario y párroco de la basilical, D. José Antonio García López, hizo innumerables referencias a la Santísima Virgen. Como todos estos años atrás, la solemne función estuvo dedicada a los difuntos de la cofradía y también por las víctimas de la pandemia en la que estamos inmersos.
Al finalizar la eucarística, el sacerdote acudió a la capilla donde estaba expuesta la Santísima Virgen de la Piedad para rezar una plegaria ante ella, pidiéndole su intercesión ante su Divino Hijo para interpelar su protección y poner fin a esta devastadora crisis sanitaria, empleando para ello las palabras que el Santo Padre Francisco enviara a toda la cristiandad el pasado mes de mayo. Posteriormente se rezó un responso por los difuntos, concluyendo la ceremonia con el canto de la Salve a la Santísima Virgen mientras era envuelta en aromas de incienso.
Puedes volver a revivir esta celebración en el canal de Youtube de la Basílica de la Asunción:
- Misa solemne.
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